Últimamente pienso demasiado, ya estoy de nuevo, pensando: Parece como si mi centro neuronal por fin hubiese decidido ponerse en marcha después de estar toda la vida con el perpetuo cartel de “en mantenimiento”, eso sí, con una sola neurona cubriendo las necesidades oportunas.
Lo cierto es que aquí estoy, por fin ha llegado el fin de semana, me han invitado a una magnífica fiesta en casa de unos amigos, la verdad es que parece que va a estar muy animada.
No, tranquila neurona, no voy a dejar que ni el alcohol ni las drogas te afecten, total, ya estas perjudicada de nacimiento.
Una fiesta, hace tiempo que no voy a una, aunque hay un ligero problema y es que han venido a organizarla en la casa de estos amigos que está... vamos a ver, ¿dónde habré puesto el mapa? ¡Ah si! Aquí está, a 25 kilómetros de la capital. En realidad no es que esté demasiado lejos, si viviese en una gran urbe o en el continente, estaría al lado mismo, pero claro, las distancias en una isla son diferentes y para alguien que ha nacido y vivido en ella desde siempre, ir a celebrar una fiesta en las afueras es como ir al extremo opuesto del mundo.
Lo cierto es que pese a todo, me he animado a ir, son muy buena gente, de fuera, han venido hasta esta tierra para labrarse un futuro. Una hermana y dos hermanos, los padres se quedaron en su país de origen, donde las cosas no van del todo bien que digamos.
Uno de los hermanos es además de amigo, compañero de trabajo, compartir 8 horas diarias con alguien es algo que al fin y al cabo, quieras o no, termina creando lazos de afecto. En realidad me llevo muy bien con todos ellos.
Bueno, se me hace tarde, y aún no me he adecentado, tendré que darme prisa para luego no tener que ir pisándole al coche. Más vale ir con tiempo y llegar de una pieza.
Y allá vamos, el mapa, mi neurona, y yo. ¿Neurona? ¿Estás ahí? Ah, vale, bien, todo en su sitio.
Está cayendo el atardecer, las nubes se han teñido con un hermoso color cobrizo y yo sigo aquí, conduciendo en mi flamante coche cuatro latas, a ver cuando lo cambio porque a este pobre le suena de todo menos la radio. Al menos la carretera está despejada, no hay demasiado tráfico, y tampoco he pillado atascos a la salida de la ciudad, lo cual es ya todo un avance.
Creo que debo desviarme por aquí, sí, ahí está el cartel indicador, al menos hasta el centro del pueblo no voy a tener problemas, lo difícil será encontrar luego la casa siguiendo las indicaciones, mejor pregunto.
Un señor muy amable me ha indicado el camino a seguir, se ha hecho de noche cerrada, no veo casi nada, pero creo que voy bien, creo que debe ser ese desvío de ahí. ¡Vaya!, esa debe ser la casa, jamás me la habría imaginado así. Parece la típica casa colonial de película americana, algo así como la de “Lo que el viento se llevo”, pero con una fachada completamente lisa, aunque el color blanco no sea del todo uniforme, se aprecian algunas manchas de humedad, bastante lógico si tenemos en cuenta que está en medio del campo.
Delante de la entrada hay una gran explanada asfaltada donde ya hay aparcados unos 12 coches, la mayoría todo-terrenos y 4x4. Yo aquí con mi cuatro latas, no te hundas ahora pequeñín, al menos hemos llegado.
Una fiesta estupenda, es hora de volver, se ha hecho tardísimo. He hecho una buena cantidad de fotos, a ver que tal salen. Esperemos que hayan salido más o menos bien, porque ya me he comprometido a entregar alguna copia... que bocazas que eres a veces, neurona.
Si no veía prácticamente casi nada cuando venía, ahora la visibilidad es completamente nula, una densa niebla se ha metido en el camino y será complicado que no me salga de la carretera.
Y ahora voy y me pierdo, ¿qué hago?, ¿me echo a llorar?, en fin, por ahí va un hombre, le preguntaré, tiene aspecto de campesino, debe conocer bien la zona.
Al menos ya no viajo solo, ha sido muy amable este caballero al ofrecerse a guiarme hasta un lugar donde pasar la noche, al menos no me terminaré reventado contra una roca o algo peor.
La niebla parece levantar un poco, bien, no todo pueden ser malas noticias.
Esto es realmente impresionante, que hermoso descampado, la luz de mi coche a penas si alumbra, pero por lo que puedo ver a simple vista, hay gran cantidad de flores, amapolas, rosas, dientes de dragón, y la hierba, la hierba casi me llega a la cintura, este lugar de día debe ser precioso. Nunca me habría imaginado que en esta isla, semidesértica, creada a partir de lava volcánica existiría un lugar así. Parece sacado de un cuento de hadas.
Sacaré algunas fotos para recordar este hermoso paisaje.
Vaya, me he quedado dormido, ¿dónde se habrá metido este tipo? Pues no está, que raro, en fin, es hora de volver, ha amanecido... pero... pero... ¿qué lugar es este? ¡Dios mío! Estoy junto a un risco de mas de 50 metros de profundidad, ha faltado poquito para que cayera en el. Y... ¿dónde está la hierba, las flores? No entiendo nada, neurona, dime algo.
Sería un sueño, ¡pero no puede ser, estaba ahí, lo vi, ese paisaje era real!
En fin, será mejor que vuelva a la carretera y vuelva a casa, a ver si consigo dar con el camino de vuelta. Por ahí va otro campesino, le preguntaré.
Ese hombre debía estar bebido, seguro. Le he preguntado sobre el campo de flores y hierbas altas, y me ha salido con la historia de un viejo campesino que murió hace 5 años y que intenta llevarse a los viajeros con él, bueno, poco faltó para que me cayera por el risco, pero de ahí a creer en fantasmas... al menos me ha guiado y ya estoy camino a casa.
Lunes, odio el lunes, el fin de semana ha pasado tan fugazmente como todos los fines de semana anteriores. Al menos esta tarde iré a revelar las fotografías.
Ya no se que pensar, las fotos de la fiesta han salido perfectas, pero las fotos del paisaje, la hierba, las flores, no están, quizás nunca existieron, o quizás si, en su lugar y como si alguien hubiese puesto un gran foco delante de la cámara, todo en blanco, como intentando ocultar algo.
Esperaré a la próxima fiesta, quizás se repita, quien sabe. Aunque la próxima vez, dejaré la neurona en casa, demasiado pensar no puede ser bueno para la salud.
Hasta siempre... quizá.
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Por unos u otros motivos cambiamos de vida y de costumbres, en este caso
hace ya tiempo que mi pluma se quedó olvidada en algún cajón.
Quizá un nuevo mundo ...
Hace 12 años
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