Y la mañana llegó, y con ella el desayuno. Un suculento desayuno para el capitán que Valdor había preparado con diligencia. Estaba compuesto por un delicioso conejo asado, aromatizado con algunas hierbas que había logrado encontrar horas antes. Parecía como si quisiera preparar al grandullón para una desagradable noticia.
Hasta siempre... quizá.
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Por unos u otros motivos cambiamos de vida y de costumbres, en este caso
hace ya tiempo que mi pluma se quedó olvidada en algún cajón.
Quizá un nuevo mundo ...
Hace 12 años