Y la mañana llegó, y con ella el desayuno. Un suculento desayuno para el capitán que Valdor había preparado con diligencia. Estaba compuesto por un delicioso conejo asado, aromatizado con algunas hierbas que había logrado encontrar horas antes. Parecía como si quisiera preparar al grandullón para una desagradable noticia.
- Buenossss díassss capitán, essspero que hayassss dormido bien.
- De maravilla Valdor, de maravilla. Además, ese asado que has preparado tiene una pinta estupenda. Voy a hincarle el diente antes de que se enfríe.
- Capitán... essssta noche he hecho un desssscubrimiento no muy lejossss de aquí. Sssssse trata de una cripta llena de escritosssss y... y bueno... he tenido un ligero accidente con una trampa.
- Por todos los demonios, Valdor, ¿estás bien?
- Perfectamente, aunque mi brazo... - y diciendo esto, dio un fuerte tirón del brazo que fue arrancado de su sitio. El capitán casi se ahoga con el asado al ver aquella terrible escena, no podía dar crédito a lo que veían sus ojos mientras veía a su camarada agitar el brazo recién arrancado en el aire, agarrado con la otra mano. Tuvo que llevarse la mano a la boca para no vomitar lo que acababa de comer.
- ¡¡¡Por todos los demonios marinos y sus hijos bastardos!!! Valdor, camarada, debemos ir a un sanador urgen... - la frase del capitán fue de nuevo interrumpida por el gesto de Valdor que volvía a colocar el brazo en su sitio a la vez que dibujaba una sonrisa de medio lado en su rostro. Había logrado lo que la noche antes se había propuesto, gastarle una broma a su compañero que bien casi le cuesta la vida del susto.
- Essssstá bien capitán, no ssssé cómo ni por qué ocurre essssto pero lo averiguaré - Cross no podía articular aún ni una palabra mientras veía como la herida del brazo de Valdor se iba cerrando como si nada hubiese pasado.
- Demonios Valdor, casi me quitas las ganas de comer. Pero ahora dime qué has estado haciendo esta noche, parece que te has divertido a lo grande.
Valdor le contó al capitán de sus aventuras nocturnas y de la cripta que había descubierto, mientras tanto, éste escuchaba el relato sin perder detalle de toda la explicación.
- ¿Y bien? ¿Qué piensas hacer? A mi me gustaría que me acompañaras, pero claro está... es tu decisión, y decidas lo que decidas así se hará.
- Vaya capitán, habría ssssido mássss fácil ssssi me hubiessse ordenado algo. Habría hecho todo lo contrario.
- No camarada, no voy a obligarte a hacer algo que no quieras. Tuya es por tanto la decisión.
- Juhmmmmm... entoncessss te acompañaré, pero a la vez también me quedaré en la cripta.
- ¿Y cómo demonios vas a hacer eso ,Valdor? ¿no me dirás que has aprendido también a partirte por la mitad como los gusanos?
- No capitán, sssssse me ha ocurrido que podriamossss vissssitar la cripta, coger algunosssss escritosssss entre losssss dosssss y luego prossseguir el viaje. Assssí tendría algo que hacer por lassss nochessss.
- Me parece una idea estupenda. Aunque haremos algo más. Si no me equivoco, poco más adelante del siguiente cruce encontraremos una aldea, Höred. Allí puedo hacerme con unas monturas y luego volver a la cripta a buscarte, así podríamos cargar a las bestias con más escritos.
- Esssssstupendo, que asssssí ssssea, volveré a la cripta y busssscaré allí escritossss interesantessss, assssssí como cualquier cossssssa que pueda ayudarnosssss en nuessstro viaje. - Valdor se quedó observando por un momento al capitán, acababa de descubrir que aquél grandullón, además de músculo parecía tener cerebro, y eso despertaba su curiosidad.
Tras el desayuno, el capitán Cross se puso en camino hacia Höred mientras Valdor volvía a la cripta a paso ligero. No quería perder ni un segundo revisando aquellos escritos.
Hasta siempre... quizá.
-
Por unos u otros motivos cambiamos de vida y de costumbres, en este caso
hace ya tiempo que mi pluma se quedó olvidada en algún cajón.
Quizá un nuevo mundo ...
Hace 12 años
1 comentario:
Me encanta leerte.
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