domingo, 9 de mayo de 2010

Valdor Skarth III

La mañana se presentaba fresca y agradable, el terrible diluvio de la noche anterior había dejado paso al cielo despejado cuando el sol brillaba aún bajo en el horizonte. Podía oírse con claridad el canto de algunas aves que saludaban así el nuevo día. El capitán aún yacía completamente dormido en el interior de la tienda, sin percatarse de que su compañero había salido de cacería bastante temprano.


- Capitán Crosssss, el dessssayuno essssstá lisssssto. - fueron las palabras mágicas que lograron sacar de la tienda al gigantón casi de forma inmediata.

- Vaya, por fin ha escampado. Tengo que reconocer que la lluvia me abre el apetito. Veo que has madrugado, bien hecho camarada. - Mientras el capitán hablaba con su invitado mantenía la mirada fija en el asado, aún medio adormilado y bostezando. Y fue al alzar la vista para darle las gracias a Valdor por el desayuno, cuando por primera vez pudo observar el aspecto de su delgado amigo. Aquella visión logró que un escalofrío le estremeciera.

Valdor era una criatura bastante delgada de aspecto humano, con el cabello lacio de color grisáceo, casi negro y medianamente largo, que le caía de forma alborotada hasta cubrir su cuello. Su piel era extremadamente pálida, con algunas tonalidades verdosas y semitransparentes, lo que dejaba ver en algunas partes de su cuerpo algunas venas y arterias sin dificultad. Sus ojos carecían de vida, vidriosos, las pupilas carecían de brillo. Era el aspecto de un muerto, pero que aún guardaba cierta pose de elegancia. Sus ropas, o lo que quedaban de ellas, estaban completamente raídas.

- ¿Qué demonios eres? - Preguntó el capitán casi sin aliento, había visto muchas cosas raras en su vida, pero aquella criatura que tenía delante le ganaba a todas.

- He esssstado pensssando mucho durante la noche, y aún no tengo una respuesssta a esssa pregunta - contestó Valdor mientras se miraba las manos - Una cossssa ssssí sssé, no esssstoy vivo, mi corazón no late, asssí que ssse podría decir que essstoy muerto, un humano muerto y que habla. Sí, quizásss essssa sssea la respuessssta mássss adecuada a tu pregunta. Por mi assspecto diría que llevo muerto unassss semanassss, dosss o tresss como mucho.

- He visto muertos que andan, pero esas criaturas no hablan y mucho menos razonan. - comentó el capitán mientras se dirigía a por un trozo de asado.

- Lo cierto esss que essstoy tan intrigado como puedasss esstarlo tú, no entiendo que me ha llevado a esssta ssssituación. Pero debo agradecer que me dierasssss cobijo la noche passsada, me ha permitido que pudiera poner en orden missss pensamientossss.

- Quizás has sido alzado por algún tipo de brujería, no lo sé, tampoco soy experto en esos temas. Tú dame una espada y una cabeza que cortar y mi brazo hará el resto. Tu caso es... sí, bastante peculiar.

- Vaya, un guerrero, jamásss lo habría adivinado - contestó Valdor con una sonrisa burlona en su rostro - Me pregunto sssi me permitiríasss viajar a tu lado durante algún tiempo, al menossss hassssta que logre valerme por mi missssmo. Esssstoy débil, hassssta essste conejo del assssado ha essstado a punto de acabar conmigo.

- Bueno, voy hacia... - el capitán interrumpió su frase - ehm, pensándolo mejor, quizás tu ayuda me venga bien.

Valdor se había percatado que bajo aquel aspecto de fornido guerrero había algo más que simples músculos, su anfitrión parecía tener un cerebro y bastante ágil y despierto. Sus palabras le dejaron más incógnitas que resolver.

- Me pregunto ssssi antesss de prossseguir el viaje podríamosss volver al lugar donde desssperté, necessssito ver aquel lugar de nuevo, ahora, con la mente en calma y con buenasss antorchasss quizásss pueda ver algo másss...

- Amigo Valdor, voy con el tiempo justo, me esperan. Pero te prometo que a la vuelta, si todo va bien, te acompañaré a visitar ese lugar. O es eso, o nos tendremos que separar. La lluvia ya me ha retrasado bastante. Ponte esto - le lanzó una capa de lana con una capucha de color gris oscuro - No quiero que nos retrasen por el camino por tu aspecto, ni que se asusten las personas a las que tengo que ver.

Valdor emitió un suspiro de resignación y se dispuso a acompañar al capitán Cross allí donde quisiera que fuera. Al menos ya no estaba solo, se sentía protegido, y durante el tiempo que permaneciera a su lado podría fortalecerse para no ser presa del primer conejo salvaje que se le cruzara en su camino.

2 comentarios:

Percontator dijo...

Extraña pareja! (Como no sigas, te arreo!) :D

Crowen dijo...

Tsk...
Espero que sigas amigo mío, tus relatos han despertado la añoranza.

Crowen ^^

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