La mañana se presentaba fresca y agradable, el terrible diluvio de la noche anterior había dejado paso al cielo despejado cuando el sol brillaba aún bajo en el horizonte. Podía oírse con claridad el canto de algunas aves que saludaban así el nuevo día. El capitán aún yacía completamente dormido en el interior de la tienda, sin percatarse de que su compañero había salido de cacería bastante temprano.
Hasta siempre... quizá.
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Por unos u otros motivos cambiamos de vida y de costumbres, en este caso
hace ya tiempo que mi pluma se quedó olvidada en algún cajón.
Quizá un nuevo mundo ...
Hace 12 años